Las naciones democráticas contemporáneas, tanto en sus textos constitucionales como en sus políticas públicas, contemplan el compromiso y el derecho inalienable de todos los seres humanos de vivir en condiciones que nos permitan alcanzar el desarrollo humano pleno.


Sin embargo a la fecha no se ha logrado generar una sinergia Estado-Sociedad que produzca condiciones objetivas para que la seguridad humana y en especial la seguridad ciudadana garanticen el tránsito de cada persona, con pleno goce de sus derechos fundamentales hacia el citado desarrollo.

En este contexto, los sistemas de justicia día a día mejoran su impartición para bien de los justiciables aproximando su deber ser a la realidad, sobre todo efectuándolo en plazos y términos que fijan las leyes y dando plena vigencia a la obligación de que las resoluciones se dicten de manera pronta, completa e imparcial.

La complejidad y la multiplicación de los conflictos en todos los ámbitos de la vida gregaria han saturado la capacidad de la impartición de justicia adversarial, con estricto apego a las normas jurídicas, de ahí que desde la segunda mitad del siglo pasado se han ampliado los servicios de los sistemas de justicia y cada vez cobran más fuerza y legitimidad las vías colaborativas de solución de conflictos, en particular la mediación.

Así mismo la aplicación de la metodología antes señalada avanza con pasos sólidos en todos aquellos espacios en los que se suscitan conflictos en especial en la familia, la escuela, la comunidad y en las organizaciones públicas privadas y sociales, lo que abre un horizonte luminoso a la mediación.

La experiencia nos muestra que la mediación, particularmente los modelos transformativo y asociativo, es una eficaz vía de tránsito de cultura de la violencia a cultura de la paz, ya que valoran el conflicto como oportunidad de crecimiento y de transformación moral, y como una realidad que posibilita la sinergia de poderes y el fortalecimiento de las relaciones, lo que la convierte en una metodología que posee todo el potencial para hacer realidad la concordia social.

Cada corriente de mediación es efectiva atendiendo al espacio donde se aplica, de ahí la pertinencia de su análisis y rumbo como una de las razones primordiales del VII Congreso Mundial y XI Congreso Nacional de Mediación.

Precisamente por las aportaciones de la mediación en la construcción de sociedades sanas y seguras, resultan pertinentes los congresos a los que ahora se convoca y en cuyo seno especialistas de distintas latitudes de nuestro planeta dialogarán sobre la realidad y el futuro de esta metodología.

VII Congreso Mundial y XI Congreso Nacional de Mediación con sede en Toluca, Estado de México del 22 al 26 de agosto de 2011.